¡Si los jugadores de esta mesa de futbolín pudieran hablar, cuántas cosas podrían contar!

babyfoot

Fotografía de una mesa de futbolín en muy mal estado tomada mientras paseaba por una calle de Thiès, en Senegal. Se puede hablar aquí de equipos diezmados: algunos jugadores incluso han sido decapitados. El óxido parece haber acabado con la defensa del equipo que probablemente vestía de rojo en un principio.

El futbolín, también llamado fútbol de mesa o kicker en la Bélgica francófona, tiene su origen a finales del siglo XIX en Europa, aunque sus inventores exactos son objeto de debate. Una versión popular atribuye su creación al español Alejandro Finisterre, quien, inspirado por el fútbol y herido durante la Guerra Civil Española, habría patentado una mesa de juego similar en 1937. Sin embargo, patentes anteriores, como la del inglés Harold Searles Thorton en 1921, sugieren que el concepto ya existía. Concebido inicialmente como un entretenimiento para jugar en interiores, el futbolín se extendió rápidamente por cafés, bares y hogares, convirtiéndose en un pasatiempo popular.

A lo largo de las décadas, el futbolín ha evolucionado en cuanto a diseño y reglas, variando según las regiones. En los años 50 y 60 surgieron competiciones organizadas, especialmente en Francia y Bélgica, donde el juego era muy popular. Hoy en día existen federaciones internacionales, como la ITSF (Federación Internacional de Fútbol de Mesa), que regulan este deporte y organizan campeonatos mundiales. Fabricado en diferentes materiales (madera, plástico, metal), el futbolín sigue siendo un símbolo de convivencia, que combina estrategia, destreza y diversión, tanto en salas de juegos como en competiciones profesionales.