La Farola de Málaga es un emblemático faro construido en 1817 durante el reinado de Fernando VII, diseñado por el ingeniero Joaquín María Pery y Guzmán. Ha sufrido daños a lo largo de su historia, especialmente durante el terremoto de 1884 y la Guerra Civil Española, cuando su linterna fue desmontada para evitar su uso como referencia militar. Fue restaurada y reactivada en 1939, manteniendo su relevancia para la navegación marítima.
Este faro destaca por su nombre femenino, siendo uno de los dos únicos en España con esta denominación, y por su estructura cilíndrica blanca de unos 33 metros de altura, alcanzando los 38 metros sobre el nivel del mar. Originalmente utilizaba lámparas de aceite, luego petróleo y más tarde tecnología eléctrica, y actualmente emite destellos blancos cada cinco segundos con un alcance de 25 millas náuticas.
Hoy continúa en funcionamiento en el Puerto de Málaga, al final del Paseo Marítimo Antonio Molina y junto a Muelle Uno, siendo un símbolo cultural y visual de la ciudad junto con la Catedral. Es considerado Bien de Interés Cultural y frecuentemente aparece en imágenes turísticas, pinturas históricas y rutas guiadas, consolidándose como parte esencial de la identidad malagueña.